El intercambio de dones... Marc Ggax
EL INTERCAMBIO DE
DONES EN EL MUNDO GRIEGO:
RECIPROCIDAD,
IMPRECISIÓN, EQUIVALENCIA Y DESEQUILIBRIO
Marc Domingo Gigax
Clase de la profe
Plantea la idea de don y contra-don, mantiene la idea de
reciprocidad, estos done cuantifican la economía de la antigüedad, no hay valor
de medida, la economía basada en la economía de reciprocidad o trueque.
La reciprocidad es el sustento y la estructura social y
política.
El don y contra don generan una deuda simbólica, a su vez
genera un desequilibrio, porque ante el don, el contra don debe ser de igual o
mayor valor, siempre se da para recibir y este vínculo de reciprocidad no debe
romperse.
Esta reciprocidad puede ser material o simbólica
RESUMEN
Se analiza principios y características básicos del
intercambio de dones en Grecia. Trata la obligación del receptor a zanjar la
deuda con un contra don equivalente y la imprecisión de la equivalencia.. La
dificultad de encontrar equilibrio en la relación entre donantes y receptores
para no quedar en deuda.
El desarrollo del comercio abrió nuevas vías a la obtención
de bienes. En la polis los dones eran más problemáticos que en la comunidad de
transición a la polis ya que podría ser entendido como un soborno, la compra de
un voto o una traición a la patria.
La palabra don es usada en un sentido amplio, que incluye
tanto bienes como servicios.
RECIPROCIDAD
Un don inducia al receptor a corresponder con un contra-don.
Dar implicaba para el que daba recibir, y recibir implicaba
para el que recibía dar.
En el mundo griego, predominaba la idea de que el don no era
gratuito, y ello era reconocido de forma abierta sin que fuese problemático. La
donación también era un acto de generosidad, en la mentalidad griega estaba
arraigada la idea de que los dones requerían contra-dones.
Muchas actividades económicas y sociales funcionaban a
través del intercambio de dones. Para el buen funcionamiento de la sociedad era
importante que no hubiese ambigüedad en lo que respecta a la obligación de
corresponder a los dones, por ello el don se asociaba en mayor medida con el
intercambio.
Así los dones generaban sentimientos contrapuestos en el
receptor, un sentimiento positivo: el receptor se sentía un objeto de un acto
de solidaridad (quien da algo que posee, comparte lo que da con quien lo
recibe) y de generosidad (quien da,
renuncia a algo en beneficio de quien recibe). Por otro lado, un sentimiento de
signo distinto, que en determinados momentos y lugares llego a ser considerado
negativo: el receptor se sentía en deuda con el donante y como consecuencia de
ello dependiente del hasta que no hubiese saldado la cuenta era la causa del
contra don.
A ello hay que añadir la presión que suponía que el donante
y, según las circunstancias, también el resto de la comunidad, esperasen o
incluso exigiesen un contra-don.
Ha señalado Paul Millet “Tomar, en el contexto de
intercambios de productos e instrumentos entre campesinos que practican una
economía de subsistencia, al igual que en otros contextos, hace al receptor
infeliz”
Existe una contraposición entre la buena disposición del que
da respecto al que recibe y la mala disposición del que toma respecto al que
da, debido que su contra-don no es visto como un acto de generosidad sino como
el pago de una deuda, “devolviendo el favor no hace un favor, sino que paga una
deuda”
El don provoca una dependencia.
IMPRESICIÓN
El plazo para corresponder a los dones era indeterminado, a
menudo transcurría cierto tiempo. Y esto abría la posibilidad de que el donante
no llegase a ser correspondido, como consecuencia de algún tipo de
interferencia durante el tiempo de espera.
La imprecisión no solo era temporal. El receptor solía corresponder
con un contra-don diferente y de un valor cuya equivalencia respecto al don era
vaga. Esta imprecisión transmitía la idea de que las dos partes no tenían en
cuenta quien salía ganando.
EQUIVALENCIA
En la práctica había un cálculo por las dos partes. El
receptor, para saldar la deuda contraída, tenía que corresponder con un
contra-don como mínimo equivalente, y el donador, para sentirse realmente
correspondido, esperaba un contra-don de estas características.
Solo un contra-don equivalente o superior hará que el
donador se sienta correspondido. El cálculo de lo que era equivalente era
complejo ya que además del valor material se tenía en cuenta el valor simbólico
de los objetos.
También se tenía en cuenta lo que representaba para el
donante desprenderse del objeto o realizar su servicio, así como para el receptor,
obtener el don.
Corresponder con la misma moneda y mejor si puedes, no solo
se encuentre el objetivo de endeudar a la persona de quien se ha recibido, sino
también la idea de que, en determinados casos, un contra-don superior, es
simplemente, la cantidad adeudada para saldar la deuda.
DESEQUILIBRIO
La costumbre de corresponder con contra-dones de naturaleza
diferentes y que resultante de equivalencia imprecisa, hacía que restablecer el
equilibrio en la relación entre donante y receptor no fuese sencillo, podría
ocurrir que el donante considerase el contra don superior o inferior a su don,
o bien, que el receptor aprovechase la imprecisión que envolvía al contra-don,
para desequilibrar intencionalmente la relación a su favor.
La facilidad con la que el contra-don podía inclinar la
balanza en sentido contrario en vez de reequilibrar la relación entre las dos
partes, daba pie a lo que los antropólogos denominan “alternating
disequilibrium” y con ello a cadenas de dones y contra-dones.
CONCLUSIONES
El intercambio de dones se caracteriza por fuerte sentido de
la reciprocidad, la sociedad no podía permitirse ambigüedades respecto de la
obligación de corresponderé a los dones y al derecho de ser correspondido, el
intercambio de dones griego intervenían otros principios o reglas que hacían de
esta práctica una actividad compleja, difícil de entender si no se tienen en
cuenta numerosos aspectos. Intercambios que a primera vista podrían parecer
desinteresados por la desigualdad de los elementos intercambiados eran en
realidad actividades en las que no solo se tenían en cuenta el valor material
de los bienes o servicios prestados sino también factores tales con su valor simbólico,
el grado de generosidad del donante, el grado de beneficio del receptor, deudas
anteriores por dones no correspondidos, el tiempo transcurrido entre don y
contra-don, y el riesgo del donante a no recibir nada a cambio. Todo ello
obedecía al hecho de que el sentimiento de deuda generado por los dones
impulsaba no solo a corresponder sino también de una forma que restableciese
equilibrio entre las dos partes. La falta de exactitud, a saber, era necesaria
para no desvirtuar la institución del intercambio de dones y mantenerlo dentro
del terreno del intercambio de generosidades. El hecho de que la imprecisión
temporal el receptor pudiese dilatar el tiempo de espera para corresponder
revestía al don de una aureola de generosidad, la imprecisión en las
equivalencias, por su parte, producía los mismo efectos tanto en el don como en
el contra-don en la medida en que daba pie a que el uno o el otro fuesen
excesivos sin que ello fuese perceptible, dones y contra-dones a diferencia de
los objetos del intercambio comercial, representaban un gesto de solidaridad y
de amistad, por lo que difícilmente podían ser rechazados. La imprecisión de
evaluar el grado de equivalencia entre don y contra-don combinada co0n la
tendencia de quien recibida a reequilibrar su relación con el donante, daba pie
a que los receptores de contra dones pudiesen sentirse obligados a corresponder
con nuevos dones o que, si les interesaba, aprovechasen la ambigüedad derivada
de la imprecisión para transmitir esta sensación. Esto reducía al doble acto de
dar.
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